En varias ocasiones, hemos hablado sobre qué prendas son indispensables en un fondo de armario. Son prendas que van más allá de las tendencias y que suponen, más que un gasto, una inversión gracias a las posibilidades que ofrecen para combinarlas en distintos looks.
Ahora que el buen tiempo cada vez está más cerca, una de las prendas que todas debemos tener en el armario es una camisa clásica de color blanco.
Podemos combinarla tanto en un look más profesional, con un pantalón sastre o una falda tubo, como en outfits más sport, por ejemplo, con unos jeans.
Pero, además, la camisa blanca también nos ofrece muchas posibilidades en los looks nocturnos. Podemos combinarla con prendas de piel (cuero, ante, etc.) o bien con piezas inferiores compuestas por tejidos más ricos, como el raso o la seda.
Todos tenemos en nuestra imaginación la imagen de la Reina Rania de Jordania, combinando una camisa blanca con una falda de gala violeta con brocados blancos, todo de Givenchy, durante la boda de los Príncipes de Asturias. Este outfit ha sido imitado, posteriormente, por muchas invitadas, no tan conocidas, en las distintas bodas a las que hemos asistido.
La camisa blanca es una prenda neutral que puede ser combinada perfectamente con otras piezas o complementos más coloridos. Si optamos por el clásico patrón, podemos jugar la baza del cuello de pico para estilizar la figura, también en los chicos.
Un patrón más ajustado marcará la cintura. Una camisa más ancha nos dará un toque masculino al look. Una manga francesa alargará nuestros brazos.
Ahora que inauguramos nueva temporada, es un buen momento para tener una camisa blanca en nuestro armario como comodín.
